Leyenda
La historia inicia con los hermanos Beto y Kika,
pidiendo su calaverita. La pequeña, siendo más audaz, se aproxima a una choza a
pedir dulcesillos. En ese momento Beto es acechado por un extraño Ser.
Sospechando de quien se trata, intenta alejar al espectro de su hermana. Sale
corriendo y al llegar a la orilla de un río ordena a su hermana no acercarse,
en ese momento Beto es raptado frente a los asombrados ojos de su hermana
mientras se escucha el desgarrador grito de "¡Ay mis hijos!"
Leo San Juan, Don Andrés, el Alebrije y las calaveritas de azúcar Finado y
Moribunda; viajan a su siguiente misión en el globo aerostático que le heredara
el difunto Padre Godofredo. Apenas reconocen el destino, Leo lee la carta donde
está la petición de ayuda para detener a la terrible Llorona. Recordando que su
amiga de la aventura anterior podía ser de mucha ayuda, aparece Teodora.
Después de aclarar que no es a ella a quien se refiere, desvanece para dejarlos
con un clima terrible que crea turbulencia. Moribunda cae de la embarcación y
alcanza a ser salvada por Leo mediante su inseparable balero. Desgraciadamente
el valiente cae irremediablemente.
Es así como el grupo se separa. Mientras Leo aterriza en la embarcación de
Kika. El resto termina en la Isla de las Muñecas.
Leo despierta en la casa de Kika. Ahí es procurado por la mamá de ésta y es
ella la que le narra un poco acerca de la leyenda de la
Llorona que azota al pueblo. Refiere de una humilde
mujer con dos hijos que vivía de la venta de flores. Un día la casa incendia y,
por intentar apagarla, deja a sus hijos en la chalupa y a la deriva. Ayudada
por el pueblo, encuentran a los pequeños pero muertos. No aceptando eso, aísla
y se deja morir. También le dice que el padre del lugar investigó al respecto,
con el fin de detenerla. Sin embargo desapareció en circunstancias misteriosas
y de él solo tiene unas notas, mismas que le entrega.
Don Andrés y el alebrije caen en la temida isla de las Muñecas. Eso hace
que un ejército de muñecos los ataquen, pero consiguen vencerlos. Al lograrlo
liberan a un hombre que había sido prisionero del títere líder, mismo que cobró
vida gracias a las lágrimas de la llorona. Éste último acepta ayudarlos a
encontrar al espectro.
Siguiendo las pistas dejadas por los apuntes, Leo deja la seguridad de la
casa para ir tras la Llorona. Une a él sin consentimiento Kika, misma que
ofrece ayudarlo. El niega e inclusive trata de regresarla más, el hecho de
extraviar un camafeo - donde hay una fotografía de su madre, acepta quede con
él. Una mujer de blancas ropas y rostro tapado le muestra la joya y a
continuación le habla. Como no entendiera lo que le dice, consulta a Kika,
misma que traduce la pregunta de es si era eso lo que estaba buscando.
Aceptando que si es, lo ataca la Llorona. La valiente pequeña alcanza a
salvarlo y eso permite escapen juntos.
A primera instancia logran evadirla refugiándose en el techo de una casa.
Ahí Leo le agradece y le pide siga a su lado. Cuando bajan, el ofrece cacharla.
Segura deja caer y es arrebatada por el espectro.
Desesperado va tras ella mas la pierde. Entonces retorna a las notas que lo
conducen a la iglesia, lugar donde el padre descubrió estaban sepultados los
hijos de la Llorona. A mitad del trayecto se le une Teodora. No sabiendo como
entrar, pues deduce que ahí está la Llorona, pide a Teodora la distraiga. Así
la chica fresa consigue ser perseguida por el espectro.
Leo entra y encuentra la guarida de la Llorona. En ese lugar están todos
los niños que habían sido robados por esta. Con el regreso de la dueña opta por
ocultarse y descubre con asombro que ésta no los lastima y al contrario, los
procura y además los encanta sometiéndolos a un profundo sueño. Escurriéndose
logra rescatar a Kika y despertarla no sin alertar a la Llorona que, molesta
busca al enemigo.
Para vencerla solo hay una forma: Yoltzin debe ver la tumba de sus hijos,
La cual se encuentra en una iglesia abandonada y en ruinas, perdida entre los
Canales de Xochimilco
olade su dije. En ese instante ataca a Kika y Leo alcanza a reemplazarla
antes de que le robe el alma. La Llorona eleva llevando consigo a Leo y lo deja
caer después de haberle succionado la vida. Es salvado por sus amigos, mismos
que no son rivales para la Llorona.
En un último esfuerzo Leo suplica lea los nombres en los sepulcros.
Reconociéndolos, la Llorona entra en crisis dejando su fantasmagórico aspecto.
¡Al fin puede reunirse con ellos! Leo ve a su madre y se deleita con su voz.
http://www.animaestudios.com/lallorona/index.php Maria Jose Landin
Herrera
Mito
En el tiempo de los dioses y los héroes,
hace mucho, vivían en la región del monte Atlas unas hermanas espantosas,
conocidas con el nombre de Gorgones. La más terrible de ellas se llamaba
Medusa.
De la cabeza de Medusa, en lugar de cabellos, salían culebras vivas. Y cuando Medusa veía cara a cara a un hombre, a un perro, a un ser vivo, el hombre y el perro y el ser vivo quedaban convertidos instantáneamente en estatuas de piedra.
A lo largo de los años, muchos héroes valientes y bien armados habían venido a la región del monte Atlas para matar a Medusa. Ninguno había podido matarla. Por todas partes se veían guerreros y más guerreros, en actitudes diversas, pero inmóviles y tiesos porque eran ya estatuas.
Entonces vino Perseo, hijo del dios Júpiter. Perseo sabía qué peligrosos eran los ojos de Medusa, pero venia muy bien preparado. Tenía una espada encorvada, filosísima, regalo del dios Mercurio. Tenía un escudo muy fuerte, hecho de bronce, liso como un espejo. Y tenía también unas alas que volaban solas coda vez que él se las acomodaba en los talones.
Llegó, pues, volando, pero en lugar de lanzarse contra Medusa, se quedó algo lejos, sin preocuparse más que de una cosa: no mirarla nunca cara a cara, no verla a los ojos por ningún motivo. Y como era necesario espiarla todo el tiempo, uso el escudo de bronce coma espejo, y en él observaba lo que ella hacía.
Medusa iba de un lado para otro, esforzándose en asustar a Perseo. Gritaba cosas espantosas, y las culebras de su cabeza se movían y silbaban con furia. Pero nunca consiguió que Perseo la viera directamente, cansada al fin, Medusa se fue quedando dormida. Sus ojos terribles se cerraron, y poco a poco se durmieron también sus culebras.
Entonces se acercó Perseo sin ruido, empuñó la espada y de un solo tajo le cortó la cabeza.
Durante toda su vida conservó Perseo la cabeza de Medusa, que varias veces le sirvió para convertir en piedra a sus enemigos.www.vivirdiario.com/4/3/leyenda-mito-de-medusa-y-perseo/ Maria Jose Landin Herrera
De la cabeza de Medusa, en lugar de cabellos, salían culebras vivas. Y cuando Medusa veía cara a cara a un hombre, a un perro, a un ser vivo, el hombre y el perro y el ser vivo quedaban convertidos instantáneamente en estatuas de piedra.
A lo largo de los años, muchos héroes valientes y bien armados habían venido a la región del monte Atlas para matar a Medusa. Ninguno había podido matarla. Por todas partes se veían guerreros y más guerreros, en actitudes diversas, pero inmóviles y tiesos porque eran ya estatuas.
Entonces vino Perseo, hijo del dios Júpiter. Perseo sabía qué peligrosos eran los ojos de Medusa, pero venia muy bien preparado. Tenía una espada encorvada, filosísima, regalo del dios Mercurio. Tenía un escudo muy fuerte, hecho de bronce, liso como un espejo. Y tenía también unas alas que volaban solas coda vez que él se las acomodaba en los talones.
Llegó, pues, volando, pero en lugar de lanzarse contra Medusa, se quedó algo lejos, sin preocuparse más que de una cosa: no mirarla nunca cara a cara, no verla a los ojos por ningún motivo. Y como era necesario espiarla todo el tiempo, uso el escudo de bronce coma espejo, y en él observaba lo que ella hacía.
Medusa iba de un lado para otro, esforzándose en asustar a Perseo. Gritaba cosas espantosas, y las culebras de su cabeza se movían y silbaban con furia. Pero nunca consiguió que Perseo la viera directamente, cansada al fin, Medusa se fue quedando dormida. Sus ojos terribles se cerraron, y poco a poco se durmieron también sus culebras.
Entonces se acercó Perseo sin ruido, empuñó la espada y de un solo tajo le cortó la cabeza.
Durante toda su vida conservó Perseo la cabeza de Medusa, que varias veces le sirvió para convertir en piedra a sus enemigos.www.vivirdiario.com/4/3/leyenda-mito-de-medusa-y-perseo/ Maria Jose Landin Herrera