UN BARCO FANTASMA
Leyenda de Cozumel, Quintana
Roo
¿Y si le han platicado del
barco fantasma?, me pregunta el Sr. Nicolás Tzaec, un taxista, radicado en
Mérida, Yucatán. Como respondo negativamente, me dice:
Ah, entonces escuche bien
porque eso sí es cierto, a mí me tocó verlo, sí. Cuando yo estaba más joven
viví en Cozumel y nos íbamos de pesca allá por Punta Molas porque en aquellos
años estaba muy solo, no había caminos y sólo se llegaba en lancha; la captura
era muy buena entonces ―sigue siendo, sigue siendo, pero no como antes―. Le
digo que íbamos para allá y nos quedábamos dos o tres días porque estaba
retirado, y luego regresábamos con bastante pescado. Nosotros ya sabíamos las
historias que los pescadores viejos cuentan de misterios del mar, pero nunca
nos había tocado ver una aparición ni nada. Entonces estábamos ya en el mar de
madrugada ―hay que salir muy temprano a pescar― cuando de repente se llenó de
niebla; no se miraba nada nadita. Yo me asusté, pa’ que le voy a decir
que no, y los compañeros también ―éramos tres en la lancha―, pero ninguno
dijimos nada. Es que la niebla es canija y envuelve a uno, y hace que los
barcos encallen o se hundan. Pero como no hay rocas en ese lado que andábamos,
no había razón pa’ preocuparnos por eso, pero comoquiera la niebla trae
algo, un no sé qué; es como un presentimiento. Y, bueno, nos quedamos quietos
esperando que la niebla se fuera ―casi siempre luego del amanecer se va,
¿verdad?―, y ahí estábamos, el mar tranquilo, cuando ya comenzó a amanecer y ya
pudimos ver mejor. “¡Miren, miren!”, gritó Paco, uno de los compañeros, y vimos
un barco ahí como parado. No’mbre, era un barco viejo, de los barcos
españoles que uno conoce por los libros, y estaba quieto, con las velas
alzadas. No había viento, le digo, y el barco no se movía. Luego se vino otro
banco de niebla, un ratito nomás, y cuando volvimos a tener mejor visión
el barco ya no estaba. De ratito se aclaró y el barco no estaba en ninguna
parte. El mar seguía quieto, quieto, entonces ese barco no pudo haberse ido así
nomás.
Ya salió el sol y ésa fue una
mañana bonita, con cielo muy azul, pero ya no le seguimos. Con el susto que
traíamos mejor nos regresamos allá a Cozumel. No, pos a uno le da por platicar
sus cosas, y ahí estuvimos contándoles a los compañeros de ese barco
misterioso. Unos no nos querían creer, pero otros dijeron que ya lo habían
visto también ―le digo que yo ya sabía esa historia por voz de los pescadores
viejos―. Y uno de esos pescadores viejos hasta describió el barco porque él
también ya lo había visto antes. Era exactamente como el que habíamos visto
nosotros. Dijo que era el barco fantasma, que era la aparición de un barco
español que se hundió por ahí hace añales, o que a la mejor era un barco que
hundieron los piratas de aquel tiempo.
Mitos Mayas: Flor de Loto
En lo más profundo de la selva del Mayab, había un reino maravilloso,
que tenía un príncipe llamado Chacdziedzib, lo cual quiere decir “pájaro
cardenal”. Él estaba enamorado con locura de la hija del guardián del Cenote
Sagrado: Nicté-Há, o lo que es lo mismo: “Flor de Loto”.
Un día el
gran Cenote Sagrado, convencido de que Chacdziedzib debía casarse con una hija
de los reyes, se opuso a sus amores con Nicté-Há, y convocó a los grandes
señores, quienes decidieron que la hija del guardián del Cenote Sagrado debía
morir.
El bufón de la corte había oído todo y, lleno de temor, se lo contó al
príncipe, el cual ordenó a su mejor guerrero ir en busca de la princesa y
traerla al Palacio Real, donde la tomaría por esposa.
El noble guerrero salió a cumplir su misión; pero en la negra oscuridad
de la noche, unas manos asesinas le quitaron la vida y arrojaron su cuerpo a la
espesura.
El bufón volvió a verlo todo. Al enterarse de lo sucedido, el príncipe
del manto rojo tomó su arco, y se dirigió al Cenote Sagrado en busca de su
amada. Esa noche de luna, veló su sueño bajo las ceibas.
Tan pronto amaneció, Nicté-Há fue a mirarse en las aguas quietas del
Cenote Sagrado. Allí el príncipe se acercó a ella y la estrechó entre sus
brazos, demostrándole que la amaba con todas sus fuerzas.
Aquella escena fue interrumpida por una flecha que salió de las sombras
y atravesó el pecho de la doncella. Su cuerpo frágil y sin vida cayó,
hundiéndose en las aguas del Cenote Sagrado, morada de los dioses.
Lo embargaba un profundo dolor. Bañado en lágrimas, rogó a los dioses
piedad y compasión. Fue tal su tristeza, que el corazón se le hizo pedazos, y
cayó agonizante al borde del Cenote Sagrado sobre un charco de sangre.
Los dioses lo escucharon y enviaron al Señor de las Aguas y al Señor de
los Pájaros. El Señor de las Aguas bajó a lo profundo del Cenote, y convirtió
el cuerpo inerte de Nicté-Há en un hermoso loto. Mientras que el Señor de los
Pájaros se posó sobre el corazón del príncipe, y lo transformó en un hermoso
pájaro cardenal, siempre sediento de amor.
Desde
entonces, cuando despunta el alba, el pájaro rojo baja hasta el Cenote Sagrado
para cantar con trinos de amor sobre los abiertos cálices de los lotos
leyenda:
ResponderBorrarel hecho sobre natural es la aparición del barco
el mito:
el origen que explica es el de la flor de loto y los pájaros rojos
verónica juncal martínez rodríguez
leyenda del barco fantasma:
ResponderBorrarhecho sobre natural es la aparición de el barco fantasma
el mito
origen que explica es el de la flor del loto y el color rojo de los pájaros
Arantxa Gómez Ruíz