jueves, 10 de octubre de 2013

Gabriela Monserrat Gaytan Gonzales

UN BARCO FANTASMA
Leyenda de Cozumel, Quintana Roo
¿Y si le han platicado del barco fantasma?, me pregunta el Sr. Nicolás Tzaec, un taxista, radicado en Mérida, Yucatán. Como respondo negativamente, me dice:
Ah, entonces escuche bien porque eso sí es cierto, a mí me tocó verlo, sí. Cuando yo estaba más joven viví en Cozumel y nos íbamos de pesca allá por Punta Molas porque en aquellos años estaba muy solo, no había caminos y sólo se llegaba en lancha; la captura era muy buena entonces ―sigue siendo, sigue siendo, pero no como antes―. Le digo que íbamos para allá y nos quedábamos dos o tres días porque estaba retirado, y luego regresábamos con bastante pescado. Nosotros ya sabíamos las historias que los pescadores viejos cuentan de misterios del mar, pero nunca nos había tocado ver una aparición ni nada. Entonces estábamos ya en el mar de madrugada ―hay que salir muy temprano a pescar― cuando de repente se llenó de niebla; no se miraba nada nadita. Yo me asusté, pa’ que le voy a decir que no, y los compañeros también ―éramos tres en la lancha―, pero ninguno dijimos nada. Es que la niebla es canija y envuelve a uno, y hace que los barcos encallen o se hundan. Pero como no hay rocas en ese lado que andábamos, no había razón pa’ preocuparnos por eso, pero comoquiera la niebla trae algo, un no sé qué; es como un presentimiento. Y, bueno, nos quedamos quietos esperando que la niebla se fuera ―casi siempre luego del amanecer se va, ¿verdad?―, y ahí estábamos, el mar tranquilo, cuando ya comenzó a amanecer y ya pudimos ver mejor. “¡Miren, miren!”, gritó Paco, uno de los compañeros, y vimos un barco ahí como parado. No’mbre, era un barco viejo, de los barcos españoles que uno conoce por los libros, y estaba quieto, con las velas alzadas. No había viento, le digo, y el barco no se movía. Luego se vino otro banco de niebla, un ratito nomás, y cuando volvimos a tener mejor visión el barco ya no estaba. De ratito se aclaró y el barco no estaba en ninguna parte. El mar seguía quieto, quieto, entonces ese barco no pudo haberse ido así nomás.
Ya salió el sol y ésa fue una mañana bonita, con cielo muy azul, pero ya no le seguimos. Con el susto que traíamos mejor nos regresamos allá a Cozumel. No, pos a uno le da por platicar sus cosas, y ahí estuvimos contándoles a los compañeros de ese barco misterioso. Unos no nos querían creer, pero otros dijeron que ya lo habían visto también ―le digo que yo ya sabía esa historia por voz de los pescadores viejos―. Y uno de esos pescadores viejos hasta describió el barco porque él también ya lo había visto antes. Era exactamente como el que habíamos visto nosotros. Dijo que era el barco fantasma, que era la aparición de un barco español que se hundió por ahí hace añales, o que a la mejor era un barco que hundieron los piratas de aquel tiempo.
 
 
Mitos Mayas: Flor de Loto
En lo más profundo de la selva del Mayab, había un reino maravilloso, que tenía un príncipe llamado Chacdziedzib, lo cual quiere decir “pájaro cardenal”. Él estaba enamorado con locura de la hija del guardián del Cenote Sagrado: Nicté-Há, o lo que es lo mismo: “Flor de Loto”.
Un día el gran Cenote Sagrado, convencido de que Chacdziedzib debía casarse con una hija de los reyes, se opuso a sus amores con Nicté-Há, y convocó a los grandes señores, quienes decidieron que la hija del guardián del Cenote Sagrado debía morir.
El bufón de la corte había oído todo y, lleno de temor, se lo contó al príncipe, el cual ordenó a su mejor guerrero ir en busca de la princesa y traerla al Palacio Real, donde la tomaría por esposa.
El noble guerrero salió a cumplir su misión; pero en la negra oscuridad de la noche, unas manos asesinas le quitaron la vida y arrojaron su cuerpo a la espesura.
El bufón volvió a verlo todo. Al enterarse de lo sucedido, el príncipe del manto rojo tomó su arco, y se dirigió al Cenote Sagrado en busca de su amada. Esa noche de luna, veló su sueño bajo las ceibas.
Tan pronto amaneció, Nicté-Há fue a mirarse en las aguas quietas del Cenote Sagrado. Allí el príncipe se acercó a ella y la estrechó entre sus brazos, demostrándole que la amaba con todas sus fuerzas.
Aquella escena fue interrumpida por una flecha que salió de las sombras y atravesó el pecho de la doncella. Su cuerpo frágil y sin vida cayó, hundiéndose en las aguas del Cenote Sagrado, morada de los dioses.
Lo embargaba un profundo dolor. Bañado en lágrimas, rogó a los dioses piedad y compasión. Fue tal su tristeza, que el corazón se le hizo pedazos, y cayó agonizante al borde del Cenote Sagrado sobre un charco de sangre.
Los dioses lo escucharon y enviaron al Señor de las Aguas y al Señor de los Pájaros. El Señor de las Aguas bajó a lo profundo del Cenote, y convirtió el cuerpo inerte de Nicté-Há en un hermoso loto. Mientras que el Señor de los Pájaros se posó sobre el corazón del príncipe, y lo transformó en un hermoso pájaro cardenal, siempre sediento de amor.
Desde entonces, cuando despunta el alba, el pájaro rojo baja hasta el Cenote Sagrado para cantar con trinos de amor sobre los abiertos cálices de los lotos
 
 

2 comentarios:

  1. leyenda:
    el hecho sobre natural es la aparición del barco

    el mito:
    el origen que explica es el de la flor de loto y los pájaros rojos

    verónica juncal martínez rodríguez

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  2. leyenda del barco fantasma:
    hecho sobre natural es la aparición de el barco fantasma

    el mito
    origen que explica es el de la flor del loto y el color rojo de los pájaros

    Arantxa Gómez Ruíz

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