Izanagi, Izanami, y el mito de la creación de Japón
En el comienzo nacen
los primeros dioses, en la alta planicie del cielo. Al principio los dioses se esconden y es sólo al cabo de varias
generaciones que aparecen el dios Izanagi y diosa Izanami. La creación del
mundo comienza con ellos.
Al principio la Tierra
estaba totalmente desordenada, era el caos. Los dioses ordenan entonces a Izanagi
y a Izanami ordenar y consolidar la tierra. Para hacerlo, se les entrega una
inmensa lanza muy decorada. Izanagi
e Izanami se colocan sobre el puente que flota en el cielo, puente que
relaciona el mundo de arriba con el de abajo y sumergen la lanza en el océano.
Al sacarla, una de las gotas que caen otra vez en el océano se transforma en
Izanagi e Izanami bajan del cielo y se instalan en esa isla. Construyen allí su
casa y deciden unirse. Así, Izanami pone en el mundo numerosos hijos, numerosos
Kamis. Izanami muere trayendo al mundo al Kami del fuego, que la quema. Su
muerte desespera a Izanagi. Él intenta hacerla volver del mundo de los muertos
"el país misterioso de las raíces", pero no lo consigue. una isla. Sin ella, él mágicamente da a luz a
numeroso Kamis. En el momento de su viaje al país de los muertos, Izanagi sí
encuentra Izanami, pero ésta le dice que no puede volver a la Tierra ya que ha
probado el alimento de este país, pero que encontrará una solución. Además, le
dice que no le mire en ningún momento. Desgraciadamente, Izanagi es demasiado
curioso y no puede evitar mirarla y se transforma en un demonio furioso. zanagi tiene que
huir al ser perseguido por los ocho dioses del trueno y todos los guerreros de
los infiernos. Consigue huir y tapa la salida del reino de los muertos con un
peñasco enorme. Izanagi consigue salvarse pero pierde para siempre a su esposa.
Para limpiarse del viaje, se baña en el río. De ese baño nacerán más de diez
Kamis, entre ellos la diosa Amaterasu, el dios del sol.
El estrafalario nombre de “Cajón de Riales” con
que el vulgo moteaba a Dońa Nicolasa Rojas,
se debía a que cuando algún indiscreto aludía a las muchas
riquezas que se presumía
estaba reuniendo, ella contestaba: “Apenas un cajoncito de riales para
mantener a mis animalitos”,
porque su casa contenía multitud de perros de todos tamańos,
razas y colores. Su oficio era de prestamista, su casa estaba situada detrás de la calle de
la estación
de Ferrocarril y era la mejor y la más grande de aquel barrio; tenía un postigo por
donde hacía
sus operaciones financieras a fin de que nadie penetrara en su antro, cosa que nadie
deseaba por temor a los perros. Todo el mundo la aborrecía, por el alboroto que
armaban por las noches especialmente de luna, los vecinos no podían dormir.
Se rumoraba que traficaba con alhajas robadas,
pero nadie se atrevía a denunciarla. En una ocasión llegaron los titiriteros a
esta Ciudad y pusieron su carpa en la “Plazuela de Carretas”, eran tres hombres
y dos mujeres con aspecto de gitanos; uno negro parecía el jefe. “Dońa
Cajón”, que nunca iba a ninguna parte, asistía todas las noches a sus funciones.
A la salida, el negro la acompańaba a su casa. La última noche la
vieron los vecinos cenar con los artistas en una fonducha instalada cerca de la
carpa. Al día
siguiente amaneció robado el Santuario de Nuestra Seńora
del Patrocinio de la Bufa; una gran indignación causó en toda la ciudad
el sacrilegio atentado; las autoridades tomaron cartas en el asunto, pero nada
lograron remediar.
Pocos días después hubo cambio de personal en
el rastro y el nuevo mozo no supo de la obligación de llevar la carne hasta la
casa de “Dońa Cajón”, por la noche los aullidos de los
perros se hacían
insoportables, hasta que los vecinos espantados por esa espantosa jauría se vieron
obligados a quejarse a las autoridades. El espectáculo que presenciaron los
curiosos que acompańaron a los policías fue horrible:
en un inmundo cuarto yacía
“Dońa
Cajón” devorada por los
perros. En un armario había
multitud de joyas y entre ellas, las robadas a la Virgen del Patrocinio,
igualmente que sus vestiduras. Todo el mundo atribuyó justo castigo del cielo
la muerte horrible de la prestamista. Desde entonces se denomina Calle de los
Perros.
MITO
ResponderBorrarNombre: Izanagi, Izanami, y el mito de la creación de Japón.
Época: Antigua
Lugar: Japón
Origen: Lacreación de Japón
Presonajes: Izanagi e Izanami
Por: Katherine Alejandra Jaramillo Briones
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