miércoles, 9 de octubre de 2013

Adolfo García Ramírez



Pascualita

El 25 de marzo de 1930 un maniquí fue traído de Francia, comprado por la dueña del negocio, la señora Pascualita Esparza Perales de Pérez. Desde el primer día, todo aquel que pasaba ante el aparador de La Popular se quedaba maravillado por la belleza del maniquí, que no tardó en tener nombre propio. La dueña la nombró Chonita, porque había llegado a la tienda el día de la encarnación, pero el populacho tenía más fuerza y acabó por ser conocida por el nombre de su dueña, Pascualita (se puede leer que el maniquí tenía un gran parecido con su dueña, y de ahí el apodo). La cuestión es que el maniquí se convirtió en una especie de icono, teniendo en cuenta que los maniquíes de la época poco o nada tenían que ver con éste, realizado con sumo cuidado con cera, ojos de cristal y pelo de verdad insertado de forma artesanal. No es de extrañar que se le otorgara el título de la Novia más bonita de Chihuahua, título que continúa ostentando hoy en día.

Hasta aquí, todo entra dentro de lo normal y lógico, pero en algún momento inconcreto que podríamos situar en la década de los sesenta, comienzan a circular rumores en Chihuahua sobre Pascualita que van más allá de su belleza cerúlea. Unos dicen que la han visto moverse, otros que mientras la contemplaban ella sonrió e incluso se escuchan rumores de que durante la noche, Pascualita baja de su peana y se pasea por el interior de la tienda, quizás buscando vestidos más bonitos que lucir.
 

Estos rumores van a más cuando fallece su dueña, en 1967. Entonces son muchos los que aseguran que su espíritu queda encerrado en su querido maniquí y allí sigue desde entonces, mostrándose solo en contadas y sutiles ocasiones. Lejos de caer en el olvido, la leyenda de Pascualita continúa tan viva como el primer día y los reportes de gente que asegura ver sus gestos y sus movimientos continúan hoy en día.

Una mujer recibió un balazo en la calle justo delante de ella y aseguró que fue ella la que la salvó de la muerte y como agradecimiento la enciende velas periódicamente desde entonces. Otros, enamorados quizás del maniquí, contratan a músicos para que la ronden y no se siente sola Quizás, y solo quizás, nuestros errantes pasos nos lleven hasta la Avenida Ocampo donde la luz brillante de un escaparate, esquina con la calle Victoria,  atraiga nuestra atención y nos invite a averiguar lo que allí se expone. Es posible que al descubrir tras el cristal a un maniquí vestido de novia una extraña sensación nos invada y nos quedemos contemplando durante largo tiempo hasta el más mínimo detalle de sus facciones. Puede pasar que, mientras observamos los detallados

La creación por Ra 

Heliópolis es el nombre griego que llevaba la ciudad, en egipcio se llamaba Iunu, que significaba pilar. Aunque Heliópolis significa Ciudad del Sol. Y el protagonista de este relato cosmogónico es, obviamente, el dios Ra.
Ra es el sol, el que provee de calor, y luz; y por lo tanto de vida a la Tierra. Es el dios mayor, indiscutidamente.
La importancia de esta divinidad, y la importancia política de la ciudad que le rendía culto, hicieron que a lo largo y a lo ancho de Egipto se le atribuyera durante muchos cientos de años el título de creador del universo.
La historia dice lo siguiente:
En el principio sólo existía un océano infinito, Nun, que contenía todos los elementos del Universo. No existían ni el Cielo ni la Tierra, y los hombres aún no habían nacido. No había vida ni muerte. El espíritu del mundo se hallaba disperso en el caos, hasta que tomando conciencia se llamó a sí mismo; así nació el dios Ra.
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Ra empujando al sol a través del cielo.
Ra estaba solo; creó de su aliento al aire, Shu, y de su saliva a la humedad, Tefnut, y los mandó a vivir al otro lado de Nun.
Después hizo emerger una isla donde poder descansar; la llamó Egipto. Y como surgíó de las aguas, viviría gracias al agua; así nació el Nilo.
Ra fue creando a las plantas y los animales a partir de Nun. Entretanto, Shu y Tefnut tuvieron dos hijos, a los que llamaron Geb (Tierra) y Nut (Cielo). Geb y Nut se casaron; así, el cielo yacía sobre la tierra, copulando con ella. Shu, celoso, los maldijo y los separó sosteniendo al cielo sobre su cabeza, y sujetando a la tierra con sus pies; aún así, no pudo evitar que Nun tuviera hijas, las estrellas.
Ra había enviado a uno de sus ojos a buscar a Shu y Tefnut. Pero cuando regresó, otro ojo había ocupado su lugar. El primer ojo comenzó a llorar, hasta que Ra lo colocó en su frente, creando así al Sol.
De las lágrimas del primer ojo nacieron los hombres y las mujeres, que habitaron en Egipto.
Y todas las mañanas, Ra recorría el cielo en una barca que flotaba sobre Nun, transportando así al Sol. Cada noche, Nut se lo tragaba, y Ra continuaba su viaje por el Infierno; si lo atravesaba, volvía a nacer de Nut, dando origen a un nuevo día.
Ra, el Único Creador, se hacía visible a todo el pueblo de Egipto bajo la forma del disco solar, pero también era conocido bajo muchas otras.
Era capaz de aparecer como un hombre coronado, como un halcón o bien como un hombre con cabeza de halcón,  y tal como el escarabajo pelotero empuja las bolas de excrementos, los egipcios representaban a Ra como un escarabajo que empujaba el Sol a través del cielo.

 

 

 

 


1 comentario:

  1. Leyenda Pascualita
    Hecho histórico : La Tienda y el maniquí
    y de sobrenatural que el maniquí se movía y tenia el alma de su dueña

    Mito la creación por RA
    el origen es la creación de mundo

    Por ADRIAN BRIONES MORENO

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